martes, 2 de noviembre de 2010

Una fiesta de miedo

El pasado domingo, día de Halloween, arrastré mi trasero hasta la sala Heineken en busca de una fiesta gorda, diferente a la moda de música electrónica simple y repetitiva a la que estamos acostumbrados. Me habían hablado bastante de dos tipos llamados Zombie Kids. Me contó un buen amigo que en sus sesiones se caracterizaban por el anarquismo, no seguían un hilo musical distinguido y podías escuchar desde el electro más contundente hasta Juan Luis Guerra.

A pesar de mostrarme un poco escéptico, a las 3:45 AM me puse en primera fila para disfrutar o sufrir o una sesión en todo su esplendor. Antes de empezar, abrieron la sala dos tipos que creo, y no estoy seguro, hacían llamarse "The Secret Dj". Resumiendo, una puesta en escena tan extravagante que producía grima con una música correcta, no me llamaron ni lo más mínimo la atención. De su vestimenta mejor ni hablamos, horrorosa.

Volviendo a lo importante, hablemos de Zombie Kids. Una puesta en escena notable acompañado de una selección musical curiosa. He de decir que no me disgusta el concepto de sus sesiones. Comenzaron con un electro demasiado machacón que la gente bailó por inercia más que por sensaciones, eran Zombie Kids y había que hacerse notar al inicio. Hasta que no sonó "Smells like teen spirit" el público no se entregó al 10o%, un público fiestero y facilón que demostró desde el primer momento que iba a entregarse sin mostrar una mínima oposición.

Sus sesiones no siguen una línea definida, cosa que hasta cierto punto se agradece, pero provocan un sentimiento de "caos" que no acaba de gustar y más si se suma una calidad en las mezclas bastante deficiente. Su actitud en el escenario es completamente diferente a lo común, buscan conectar con el público con una actitud bastante arrogante que gusta a la gente, al fin y al cabo son las estrellas de Zombie y Pantera, y la gente paga por verles. Allí tienen crédito para eso y mucho más. Tienen crédito hasta para montar un botellón encima del escenario con sus colegas sin mostrar mucho respeto al público que les venera, al que a menudo dan la espalda y, en la sesión que yo estuve, se fueron sin despedir de el, que al fin y al cabo es el que hace que ellos estén ahí.

En definitiva, hacen de sus sesiones pequeños conciertos donde la gente olvida todo mientras se pelea en un "pogo". Zombie Kids hace bailar a la gente demostrando que hoy en día para pinchar en una sala ante miles de personas no hace falta ser DJ. Otro ejemplo más de que el mundo se acaba en 2012.

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